Sí, puede que sea la segunda noche de insomnio seguida que tengo. No encuentro motivo para dormir, de mientras en la pieza escucho los ronquidos de mis hermanos que hacen eco al sueño que ellos acumularon durante el día.
No es que no tenga nada que hacer, sino que simplemente me pasa mucho por la cabeza. Dicen por ahí que para aliviar los pensamientos de la cabeza lo mejor es meditar. De hecho, meditar uno lo sobre entiende por pensar cosas, pero la esencia de meditar se encuentra en dejar pasar los pensamientos como si fuera una película sin dejar que se involucren y dejar que la mente se vaya con ellos.
El tiempo pasa, el frío sigue llenando a cada rincón de la ciudad de un Invierno bastante cruel. De todas formas no lo sufro, el calefactor da bastante calor como para sentir una brisa helada que pueda venir de afuera. El celular sigue brillando por su ausencia. A lo que me refiero es que nunca volvió a sonar del último mensaje que envié.
Puede que sea un buen comienzo, puede que no. Lo único que sé es que tengo ganas de conocerla. ¿Conocer a quién? Es sabido que siempre me guardo todo, nunca fui de esas personas que cuentan cualquier cosa que les pasa a cualquiera. El quién no importa, sino el cómo. Realmente... ¿estaré haciendo las cosas bien? ¿o simplemente me estaré dejando llevar por esa buena impresión ocurrida hace el doble de un par de años, y qué con el tiempo me llevó a saber que estaba equivocado?
No lo sé, me gustaría saberlo, pero se que hay una sorpresa esperando por mí. Esta vez no es tiempo de correr, no es tiempo de ablandar, es tiempo verdaderamente de ser valiente, de afrontar las consecuencias, y de decir la verdad.-
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